Plataforma contra plataforma ecommerce. ¿Cuál es la buena?
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Desarrollo
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Sin perder de vista nuestro objetivo de divulgar información práctica sobre el universo ecommerce, encaramos esta entrega de Academy de primeros de julio con un enfoque algo más fresco de lo habitual, a ritmo de verano y con un poco de música al final.
Pasados ya unos días desde la celebración de Shopify Unite, el evento anual de desarrolladores de Shopify, aprovechamos esta entrega de Focus para recoger su último bombazo y reflexionar sobre las ventajas, desventajas y diferencias fundamentales entre las cuatro principales plataformas de ecommerce que se reparten ahora mismo el mercado en nuestro entorno.
Durante el evento, la compañía canadiense explicó, entre otras cosas, cómo va a revolucionar su ecosistema con una medida rompedora: a partir del 1 de agosto, quitará las las comisiones para los desarrolladores. Se anunciaron también una serie de mejoras y nuevas herramientas en la plataforma (por ejemplo, van a rehacer todo su código para el frontend, que además será mucho más potente), pero esta fue la noticia más celebrada: un modelo sin comisiones para aquellos desarrolladores que ganen menos de un millón de dólares anuales en Shopify.
La decisión de no ganar dinero hasta que la empresa que vende extensiones en su plataforma haya conseguido un millón de dólares muy probablemente conseguirá que los desarrolladores acudan a Shopify como locos. Lo nunca visto; en nuestra opinión, sería impensable ver a Apple, a Google Play o a Amazon haciendo una cosa así. En 2020, los socios de apps de Shopify generaron 12.500 millones de dólares en ingresos, y la empresa ha apostado por promover un modelo que los antepone a otras consideraciones y permite que puedan escalar sus propios negocios. Las sensaciones que devuelve la comunidad en los foros especializados son muy positivas, incluso entusiastas.
Cuatro soluciones de ecommerce para todas las opciones de negocio.
Al hilo del anuncio de Shopify, parece buen momento para comparar plataformas y considerar qué se plantea un negocio que vaya a empezar en ecommerce , o incluso uno que ya haya empezado y se encuentre en una encrucijada de crecimiento que le obligue a considerar el cambio.
Un proyecto de tamaño pequeño, o mediano, que esté empezando se plantea para empezar nombres que “se oyen”. ¿Y qué se oye?
Se oyen cuatro nombres: PrestaShop, Woocommerce, Shopify y Magento (Adobe Commerce). Son los cuatro jugadores de este small and medium business segment.
En este punto hay que aclarar que esto es así aquí, en Europa. Fuera de Europa nadie conoce PrestaShop. Es una solución absolutamente local, muy fuerte en Francia y en España, pero solo en número de tiendas, no en volumen de ventas de esas tiendas.
PrestaShop lo pone muy fácil. Durante muchos años, hasta la aparición de Shopify y hasta que las demás han madurado, fue la solución más sencilla con la que empezar, y la primera que ofrecía de verdad un sistema de gestión de contenidos o CMS (Content Management System) para hacer ecommerce.
Es muy sencillo montar una tienda de PrestaShop, y tiene lo básico para funcionar: tallas, colores, impuestos, métodos de envío… y además es gratuito, con lo que empezar resulta muy sencillo. Las tres o cuatro cosas que se necesitan para redondear la tienda online (el medio de pago que se conecta con el banco, la extensión que se conecta con el operador logístico, la que se conecta con el ERP de la empresa…) tienen cada una un coste de más o menos 100 euros; con lo cual, con unos pocos cientos de euros y unas cuantas horas se puede poner en marcha un comercio electrónico desde cero.
El problema es que luego es dificil salir de esa facilidad. PrestaShop fue de las primeras, y eso le ha venido bien; pero en los últimos tiempos está un poco de capa caída. Modificar las plantillas o los módulos que se han comprado (modificar su código) resulta complejo; y esto juega en su contra, porque es una solución que se quedó “a medias”.
No tiene las ventajas de tener completa propiedad del código, como pasa con Woocommerce, el plugin de comercio electrónico de código abierto para WordPress. Lanzado el 27 de septiembre de 2011, rápidamente se hizo popular por su simplicidad para instalar y personalizar la base de datos de los productos.
Evidentemente, el respaldo de WordPress resulta muy interesante; sin embargo, ningún proyecto “serio”, y con serio queremos decir grande y con vocación de escalar, se plantea Woocommerce. Es una solución que se propone a pequeños equipos cuando dicen: “oye, ¿y si también vendemos online?”.
Woocommerce tiene, como ventaja espectacular, a toda la comunidad desarrolladora que hay detrás de WordPress; por lo tanto, no hay casi nada que no esté desarrollado y uniendo plugins y extensiones se puede conseguir casi todo lo que se quiera. Pero el problema de unir plugins y extensiones es que eso puede terminar siendo un monstruo de Frankenstein. En el momento en que se quiera crecer, o atender más pedidos, a más clientes o en más idiomas, empieza a dar problemas de rendimiento, de seguridad y de funcionalidad.
Aunque es un código muy fácil de trabajar, tanto en PrestaShop como en Woocommerce encontramos problemas parecidos a la hora de escalar; quedan lejos de ser la solución perfecta que se saca de una caja y se pone a funcionar. Eso lo hace Shopify. Con Shopify, en una tarde estás vendiendo online, como explicamos en la anterior entrega de Focus.
Sin embargo, un proyecto de una empresa grande huirá de Shopify; en primer lugar, porque el código es común para todas las tiendas y no se puede tocar; y en segundo lugar, por las comisiones. Su modelo de costes es muy bueno al principio: se empieza pagando una cuota mensual mínima y una comisión sobre cada venta, lo que resulta muy conveniente para volúmenes medianos. Pero cuando se vende mucho, una comisión del dos o el tres por ciento sobre cada operación es una barbaridad de dinero. Un proyecto de comercio electrónico sólido debería tener un coste de plataforma de en torno al uno por ciento de las ventas; Shopify es tres veces más caro.
Como resumen de lo expuesto, podemos decir que la máxima visibilidad y facilidad para personalizar la da Woocommerce; pero se han “pasado” de fácil y no ofrece una solución robusta para ecommerce. La solución opuesta sería Shopify, donde no hay que personalizar nada, ni trabajar el código de ninguna manera, no hay que instalar o mantener; simplemente se usa, y funciona. PrestaShop estaría en medio de estos dos extremos, y no se ha definido, así que ahora tiene un problema importante de posicionamiento.
Por encima de ellos sobrevuela Magento, con todas las ventajas de cada uno y un solo gran inconveniente. El código es sencillo de ver y de mantener, es fácil de modificar, tiene todas las funcionalidades básicas necesarias, pero requiere de una agencia externa especializada porque resulta extremadamente complejo de programar.
Hoy en día es muy difícil para un cliente saber de su producto y saber también de Magento. Aunque es la solución que no limita en nada, donde todo lo que se quiera hacer se puede conseguir, ha ido ganando en complejidad para resultar cada vez más potente y mejor; y ha llegado un momento en el que resulta complicadísimo entender siquiera el código, que está compuesto por innumerables librerías, sistemas y procesos.
El gran salto ocurrió el 17 de noviembre de 2015, cuando se lanzó al mercado Magento 2, que ofrecía numerosas mejoras a nivel de arquitectura, funcionalidad, seguridad, tecnología y rendimiento con respecto a la versión anterior de la plataforma. El código se enrevesó muchísimo.
Es lo que ocurre cuando una solución se vuelve más empresarial y más sólida; aunque no hay nada que le pidamos a Magento que no vaya a poder hacer, requerirá mucho esfuerzo y programadores que lo conozcan a fondo. Ahí es donde entran las compañías como Ebolution.
De forma natural, el mercado se ha segmentado en proyectos de ecommerce que son un poco más grandes, y proyectos que están empezando y a los que atraerá más la sencillez de Woocommerce o Shopify.
A la hora de elegir, pues, no es tan importante la tecnología como entender bien qué es lo que encaja mejor en nuestro plan de negocio. Por ejemplo: PrestaShop en Europa tiene módulos desarrollados para todas las empresas de logística. En un ecommerce este es uno de los módulos más importantes; el no tener que picar los pedidos a mano, y que vayan directamente al servidor de la agencia logística, resulta una ventaja indudable. Prestashop lo tiene solucionado, y Magento también. Woocommerce no, porque es una plataforma menos madura, pero es tan fácil desarrollar en un WordPress que un freelance lo puede resolver. Shopify no tiene todos esos modulos; si le falta el de tu agencia logística, o el de tu ERP, tienes un problema. Pero si lo que quieres es vender camisetas muy chulas desde una marca nativa digital, y tu fuerza va a estar en tener los mejores influencers y el mejor tráfico desde redes sociales, tu ecommerce será muy estándar, con los medios de pago habituales, logística grande y un ERP muy común y para eso, Shopify es la solución perfecta. Por algo el 85% de las marcas nativas digitales van con Shopify.
Ahora bien, para cualquier proyecto como los que trabajamos en Ebolution, donde no solo se trata de vender el producto, sino también de gestionar un catálogo de más de 100.000 referencias, o de ofrecer una experiencia de compra memorable, se necesita configuración. Hay que hacer packs, hay que explicar muy bien las cosas, hay que diferenciarse y plantearse otras soluciones.
No existe una plataforma perfecta para todo el mundo. En Ebolution nos enamoró Magento desde el principio por las las posibilidades que ofrece, y porque preferimos usar una tecnología que nos permita acompañar al cliente muchos años; pero aún así no la recomendamos siempre, porque en nuestros proyectos tenemos muy en cuenta el producto, el sector y la madurez, entre otras cosas.
Habíamos prometido frescura y música para esta entrega de Focus: os dejamos con este simpático rap elaborado por La Máquina del Branding, agencia de formación y consultoría en recursos de marca para Internet. Que lo disfrutéis.